La movilidad de las personas es un fenómeno que impacta a gran escala en la estructura y en las dinámicas sociales, económicas, políticas y sanitarias de los países involucrados. En esta dinámica, una gran parte de los grupos que se encuentran en desplazamiento, frecuentemente están expuestos a condiciones de desigualdad social y situaciones específicas a diferencia de un grupo asentado.
Las personas migrantes muchas veces no tienen la oportunidad y el derecho de quedarse en su lugar de origen debido a las diversas carencias que experimentan. No obstante, se ha señalado que la mayoría de los grupos que se desplazan viven con el riesgo constante de exponerse a situaciones que pueden poner en peligro su salud y bienestar. A pesar de conocer los riesgos que conlleva cruzar por diversos países, deciden comenzar un camino de exposición a vulnerabilidades, cruzando por fronteras violentas y enfrentando amenazas ambientales.
Uno de los riesgos más latentes es la violencia sexual, esta comprende una amplia gama de comportamientos que van desde el acoso verbal hasta la violación, e involucra una variedad de formas de dominio, como la presión social, la intimidación y la fuerza física. El riesgo de la violencia sexual en la migración se debe principalmente a que las principales rutas de tránsito migratorio están controladas por el crimen organizado y lo migrantes se enfrentan a robos, violencia sexual, extorsión, amenazas e incluso la muerte.
Un estudio publicado en Salud Pública de México, revelo que las mujeres vivían más violencia sexual que los hombres. Esto las pone en una situación doblemente vulnerable, porque además de ser migrantes, el género influye en cómo son percibidas por los demás, poniéndolas en mayor riesgo de:
- Infecciones de transmisión sexual
- Infección por VIH
- Embarazos no deseados
- Daños a su salud mental.
Las buenas noticias son que se perciben los albergues y los refugios como un espacio seguro porque:
- Las personas viven un trato digno
- Existe apoyo humanitario
- En ocasiones, también cuentan con apoyo legal, espiritual o de salud.
En el pasado, la estrategia principal para abordar la violencia sexual era el enfoque en el sistema de justicia penal. Sin embargo, en la actualidad se está adoptando una perspectiva de salud pública que reconoce que la violencia sexual es causada por varios factores de riesgo que interactúan a diferentes niveles, como el individual, relacional, comunitario y social. Como resultado, se necesita la colaboración de diferentes sectores, incluyendo la salud, la educación, el bienestar social y la justicia penal, para combatir la violencia sexual. El enfoque de salud pública se centra en la prevención y la provisión de atención y seguridad a toda la población, además de garantizar el acceso a servicios y apoyo adecuados para las víctimas de violencia.
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Fuentes de información:
Salud Pública en México: https://www.saludpublica.mx/index.php/spm/article/view/5098/10083
OMS: https://oig.cepal.org/sites/default/files/20184_violenciasexual.pdf